Que graciosa es la vida, a veces pone todo a tu favor, todo fluye.
Ya sabes, la familia está bien, el trabajo es excelente, en cuestión sentimental todo se vuelve tan puro y, lleno de tranquilidad.
Pero después, después viene la parte contraria; todo se vuelve tan distinto.
Dejas de estar contento y, la depresión, la ansiedad y, todos estos malestares se juntan para atacar una y, otra vez sin parar.
¡Lo juro!, ¡Te aniquilan!, ¡Te destrozan!
"Irónicamente el dolor se vuelve tu mejor amigo y la soledad tu mayor consejera."
Es detestable como dos personas que conocen la gran parte de si, de un día para el otro, se separan, se rompen; se vuelven dos malditos desconocidos con un sin fin de recuerdos.
Nos golpean, nos matan, nos hieren y con una risa escandalosa,
te hace recordar que estás destinado a morir solo. Sin haber amado, sin haber experimentado lo que es hacer el amor, con el amor de tu vida.
Desconocidos, tan conocidos.
En estados de ánimo, en el sexo.
Entre risas y, lágrimas, entre pudor y euforia.
Desconocidos, cuerdos y locos. Entusiastas, destruidos, arraigados del sentimentalismo más puro.
Suele suceder muy seguido. Que no importa todo lo que entregues, siempre te quedarás solo, esperando ser amado.
¡Bah! ¡Patrañas!
Importa un carajo si la otra persona no te ofrece lo mismo. Pero somos tan idiotas, que nos encanta lo imposible. Creemos que si seguimos esforzándonos podríamos recibir una migaja de amor.
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Escrito por
Brandon Santillán Velázquez

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