Solíamos ser perfectos. Solía pensarnos todo el tiempo. Solía pensarte. Solía pensarte perfecto. A pesar de todos lo errores, con el fruto de nuestro amor no podía imaginar otra cosa que no fuera nosotros.
El solo despertar y verte. Sentir nuestros pies unidos. No quería que te marcharas, pero no podía seguir apagándome. No soporté el hecho de que te marcharas, pero al mismo tiempo no quería que te quedaras. Tú buscas una piel perfecta, y la mía para ti no lo era. No pude seguir viviendo así. Buscas y buscas. Y ¿sabes?
Estúpidamente, en este tiempo me di cuenta. Lo que buscas, estúpidamente, soy yo. Pero quizás no quieres ver, o quizás la que no quiere ver soy yo. Lo irónico es que lo buscaste a mi lado cuando al fin me sentía florecida. Había una esperanza que poco a poco se sentía desvanecida. Fueron noches de llanto, fueron pensamientos erróneos, fue el mayor caos. Mi mente apenas pudo soportarlo. Me marchite, perdí todo y deje todo. Y tú sigues aquí. Y cada vez que quieres saciar tus ganas, muero cuando lo permito, porque sé que no soy yo. Porque sé que no es a mí a quien quieres a tu lado. Es increíble; vas a seguir hasta que termines con todo lo que soy, hasta que se me terminen los años. No lo niego, muchos buscan entrar a mi corazón, pero tengo miedo. Sé que tengo fecha de expiración, sé que solo estaré hasta que tu persona ideal llegue. Y simplemente lo sé. Sé que jamás seré ella, jamás se reparará el daño; no fui y no seré la flor que querías. No importa cuan hermosa y única sea, buscas una que te lastime. Quizás en algún futuro encontrarás a alguien, finalmente. Y seré feliz porque dejarás de romperme.
En este artículo:Veroline Poe, Verónica Trejo Nolasco
Escrito por
Verónica Trejo Nolasco

Haz clic para comentar