La joven Mayra Yajani Santiago de la Cruz, habitante de la colonia Xalpa, Huehuetoca, en el Estado de México, se incorporó al ejército a los 18 años de edad, fue de las primeras integrantes de la Policía Militar (PM) de México, sin embargo, en sus días de descanso acudía a talleres en donde se le enseñó sobre las artes escénicas; al principio fue un hobby y después por pasión.
Según explicó Yajani, su instancia en el ejército fue complicada. Al principio del adiestramiento quería «tomar sus cosas y salirse», ya que en las cabañas en las que se encontraba como parte del acondicionamiento, realizaba actividades que se le imposibilitaban; pasada la prueba y al cabo de unos meses se le dificultaba acatar órdenes y su asignación, lo rutinario era algo que le frustraba, pero lo que «más detestaba» era estar lejos de su familia, aislada en lugares y con personas desconocidas.
«Odiaba estar ahí. Yo sufría mucho estando ahí justo porque soy muy rebelde. Me costaba mucho trabajo acatar órdenes. Odiaba que me dijeran que tenía que hacer todo el momento, todos los días. Estar en una rutina diaria me frustraba y más. Pero sin duda lo que más odiaba era estar lejos de mi familia y cuando me llevaban de servicio peor, estar en un lugar que no conocía con personas que no conocía.»Mayra Yajani Santiago de la Cruz
La instancia de la joven sería solo de unos días; no obstante, derivado de su determinación y por querer demostrarse que podía con las adversidades, permaneció en el campamento por tres años. Posteriormente, un accidente, que le dañó la espalda y le desarrolló lumbalgia, cambió sus metas: comenzó a faltar, a dejar de esforzarse, ya que se percató de que a pesar de haber asistido a rehabilitación apenas dos días después, se le trató con normalidad. Sin importar su situación de salud, se le pidió cargar objetos pesados, continuar con un entrenamiento riguroso y mantener servicio en otros estados de la República Mexicana. La joven decidió retirarse de la institución tras prestar servicio en una prisión militar, según explicó la actual profesora de artes plásticas, «las condiciones en las que descansaba eran demasiado desfavorables para mi».
«Nos llevaron a hacer servicio en prisión militar, yo nunca había ido; ha todas mis compañeras ya les había tocado hacer ese servicio y justamente me mandaron por eso, por que nunca había ido. Cuando me dijeron eso, yo ya estaba en periodo de exámenes, de estudiar y de registros y de todo eso de la Universidad, y pensé no me darían los tiempos. Sin embargo, llegué a prisión militar: me robaron mi celular, me inspeccionaron totalmente para que no trajera nada externo. Para ese momento yo ya me sentía asustada. Mayra Yajani Santiago de la Cruz
Antes de desertar, realizó exámenes en universidades públicas del país para poder estudiar la Licenciatura de Artes Teatrales y tras algunos intentos y el apoyo de un teniente coronel quién le permitía tomar vacaciones en período de exámenes, logró ser seleccionada en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) en Toluca.
«Pasé de una disciplina a otra y es que, ya no me llenaba hacer otra cosa, quería estar en escena, actuar, bailar, etc«. Mayra Yajani Santiago de la Cruz
Sin embargo, Mayra Santiago menciona que su estancia en el ejército no fue del todo mala, ya que sin esta experiencia ella aún no descubriría que «hay personas complicadas de entender». Encontrarse ahí, le permitió darse cuenta del valor que tenía como mujer, desarrollar carácter y madurar. Le permitió entender y no juzgar a las personas; crear lazos de amistad que hasta la fecha siguen vigentes.
Luego de cinco años de estudio sobre las artes teatrales en los que se preparó y presentó en recintos, debido a la pandemia por COVID-19, Mayra Yajani tomó cursos que le permitieron aprender; actualmente da clases en un salón que ella misma acondicionó en su casa. Sus alumnos son algunos niños que oscilan entre los seis y los 12 años de edad, ya que algunos de ellos trabajaron con ella en el Centro de Artes de la colonia Salitrillo y en la Casa de Cultura Josefa Ortiz de Domínguez ubicada en Xalpa, municipio de Huehuetoca. Para llevar a cabo sus clases, la joven considera las medidas sanitarias impuestas por autoridades de la Secretaría de Salud; se encarga de tener tanto su área de trabajo como sus materiales limpios y sanitizados, es obligatorio el uso de gel desinfectante y cubrebocas durante la estancia de los alumnos y los pupilos solo pueden estar acompañados de un tutor; esto con la finalidad de evitar aglomeraciones y contagios. Durante la clase todos deben considerar su sana distancia.
«En el taller en mi casa, tengo a muy pocos niños, ya que la gente tiene miedo de contagiarse. Sin importar eso, no me desanimo y soy muy positiva. Para estar segura y evitar contagios, antes de mis clases limpio todo, luego cuando llegan los niños se lavan las manos y usan gel antibacterial y, obviamente en toda la clase estamos con cubrebocas, no permito que llegue más de una persona acompañando al menor o bien, si tiene la suficiente confianza el tutor, los niños pueden estar solos en clase conmigo y uno que otro papá, sin embargo nosotros estamos en el salón y ellos en el área que les acondicioné». Mayra Yajani Santiago de la Cruz
En palabras de Yajani, los niños desarrollan independencia emocional y fisíca y, crean lazos de compañerismo entre los alumnos. Sin importar las habilidades de los pupilos, la profesora trabaja con ellos a su ritmo para que aprendan y se diviertan. Los conocimientos adquiridos no solo se quedan en el salón de clases si no, los niños presentan obras en diferentes lugares, la última propuesta realizada fue en la localidad de San Pedro durante la fiesta municipal.
Para mayor información sobre el taller impartido por la maestra Yajani, se le puede contactar por medio de Facebook, dando clic en el siguiente apartado: Mayra Yajani
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