Actualmente el discurso de la menstruación está cambiando, ya no es un tema tabú como hace algunos años, pero sin duda el miedo a ser vista manchada, el ver la sangre como sinónimo de suciedad o el hablar sobre el tema con un grupo de confianza ha simbolizado que algunas de las personas menstruantes tengan que lidiar con la vulnerabilidad y la dominación de la discreción.
La menstruación formaba parte de aquellos temas privados que solo correspondían a las mujeres quienes a través de la ideología implementada se sentían vulneradas por el miedo a quedar en “vergüenza”, así muchas de las actividades del día a día se ven expuestas porque su participación disminuye dentro de la sociedad y hace que se genere una desigualdad en el que no solo se ve implícito el género, sino las carencias de recursos materiales (toallas, tampones, medicamentos, agua, jabón) e inmateriales como lo es la privacidad y la información.
De acuerdo con datos del programa Higiene Menstrual del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en México el 43 por ciento de las niñas y adolescentes prefieren quedarse en casa que ir a la escuela durante su periodo menstrual; el 30 por ciento utiliza papel higiénico en lugar de toallas sanitarias, el 66 por ciento determina que los baños se encuentran en malas condiciones de higiene y el 73 por ciento se lava las manos sin jabón.
Es una problemática que no solo se vive unos días al mes, sino que determina sectores de la sociedad y los vuelve una cotidianidad ya que la menstruación se vuelve un fenómeno de reducción de oportunidades en la salud, el bienestar y la educación.
La falta de acceso a productos y condiciones de seguridad e higiene lleva a las personas a utilizar trapos viejos, calcetines, bolsas de plástico u otros artículos que ayudan a gestionar su menstruación, sin embargo, el corto o mediano plazo de su utilización ocasiona infecciones vaginales o en el tracto urinario, pues es importante recordar que todas las experiencias menstruales son distintas.
Finalmente, uno de los avances que se ha generado a favor de esta desigualdad es la aprobación de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos 2021, donde colectivos dieron respuesta en Michoacán, con la reforma a la Ley de Educación local, donde se garantiza productos y educación menstrual en escuelas públicas de nivel básico lo cual abre paso a que pueda existir de manera estatal un cambio y así disminuya la pobreza menstrual.
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Fuentes
- Morales, L (10/05/21). La menstruación en México es una realidad ignorada: sobre la necesidad de información estadística para avanzar la justicia menstrual. Derecho en Acción.
- ONU. (27/05/21). Toallas y tampones para romper tabúes y quedarse en la escuela. ONU.