Los firmantes del presente documento son artistas de distintos continentes, razas, preferencias sexuales e ideologías; que tienen en común el deseo y la necesidad de expresar su desaprobación a la privación del derecho a la libertad de expresión en Cuba.
Breve contexto
El día 11 de julio de 2021 se dio un estallido social que estremeció a la isla. Un grupo de personas salieron a las calles en el pueblo de San Antonio de los Baños, Artemisa, a unos 60 km de la capital a reclamar recursos y derechos elementales: medicinas, comida, libertad. Prontamente empezaron a circular imágenes de dicha manifestación en las redes sociales, lo que provocó que en muchas localidades del país las personas se envalentonarán y salieran a protestar en favor de sus inconformidades como ciudadanos.
El gobierno no tardó en cortar el internet a lo largo y ancho del territorio para evitar que el descontento predominará en las redes y poder armar su propia narrativa de los hechos. El presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, emitió un comunicado en cadena nacional convocando a los «revolucionarios» a defender a la patria. Enseguida aparecieron policías, fuerzas armadas y brigadas de respuesta rápida. Aquellas marchas, en mayoría pacíficas, fueron reprimidas a golpes y arrestos.
Las marchas unieron a personas de barrios marginales, intelectuales y religiosos, con pensamientos diferentes pero reclamos hermanados. Además de los básicos para vivir, los manifestantes pedían el cese de las impopulares tiendas en MLC (moneda libremente convertible) y libertad. También se gritaron improperios en contra del gobierno y sus mandatarios. Los medios oficiales quisieron mitigar lo sucedido desacreditando a la población que tomó las calles. Comenzaron a decir que los manifestantes mayormente eran elementos delincuenciales reincidentes y que como tal serían procesados. Sin embargo, muchos de ellos estaban en el lugar para manifestarse pacíficamente, para documentar los hechos o simplemente para poder gritar por primera vez en su vida, un desacuerdo o un deseo fuera de lo establecido. Valga decir que muchos de los manifestantes (algunos detenidos) eran vecinos de la zona o pasaban por casualidad.
Ese mismo día y motivados por los sucesos de San Antonio de los Baños, un grupo de artistas decidió ejercer su derecho a protestar en los bajos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) de La Habana, lugar donde se edita y transmite «la verdad» que se informa al pueblo. Este grupo fue con el pedido de negociar 15 minutos de derecho a réplica para dar su punto de vista de lo que estaba pasando en las calles. Su pedido no fue atendido y a cambio recibieron un acto de repudio. Después de las consignas de odio vinieron los arrestos. A más de 24 horas de transcurridos estos hechos, muchos regresaron a sus casas pero marcados para siempre. Esos jóvenes tienen procesos abiertos que en cualquier momento pueden revertirse en su contra. Sin embargo, corrieron con mejor suerte que los cientos de personas detenidas, algunas maltratadas físicamente, y que Diubis Laurencio Tejeda, quien perdió la vida en uno de los disturbios, a sus 36 años. Por citar un ejemplo, Anyelo Troya, fotógrafo cubano que filmó la parte que se hizo en Cuba del videoclip Patria y Vida, fue detenido mientras filmaba una protesta. Anyelo estaba haciendo lo que haría cualquier profesional del medio con una cámara en una situación así. Tras 10 días de su arresto, el 21 de julio nos enteramos que sería privado de su libertad por un año, sentencia dictada como resultado de un juicio sumario carente de defensa. En la noche del sábado 24 de julio, Anyelo fue liberado pero permanece bajo arresto domiciliario. El terror a expresarse es una constante en las casas cubanas porque las consecuencias de ejercer este derecho pueden ser, entre otras, hostigamiento, difamación en televisión nacional, escrutinio público y prisión.
Posicionamiento
Independientemente de partidos, agendas o creencias, esta carta es un llamado a la solidaridad humana. Condenamos la detención y los juicios arbitrarios sobre personas que sólo ejercían su libertad de expresión, derecho inalienable a la condición humana y aprovechamos el palco para abogar también por el derecho a la libertad de expresión con el que cada uno nace. No más juicios sumarios, no más terror a las consecuencias de expresarse en disentimiento, no más censura a la prensa independiente, no más censura a la libertad de protesta, de cátedra y de expresión.
También te puede interesar: La internacionalización, más fácil de lo que pensabas
También te puede interesar: Resumen Tokio 2020: Actividad de México madrugada 26 julio
Fuentes
- Icunacury Acosta
– IQ Icunacury Acosta & Co.,
icunacury.acosta@gmail.com
icunacury@icunacuryacosta.com
twitter: @icunacuryrp - Giovanni Rivera
Coord. de nuevos proyectos
– IQ Icunacury Acosta & Co.,
giovanni@icunacuryacosta.com
Cel. 55 68557531