Me pido perdón por todas las veces que me lastimé, y me dejé lastimar Por aquellas veces que me subestimaron y no supe confiar en mi potencial Por las veces que creí que yo era los miedos y las experiencias de alguien más, lo que me obligó dar un paso atrás. Por pensar en el qué dirán, por tener miedo de lo que haría falta, sin saber que era más que suficiente Por las veces que caminé lento, siguiendo los pasos de alguien más sabiendo que tenía las posibilidades de volar. Porque callé aun cuando tenía mil cosas que gritarle al mundo. Por mentirme, fallarme, por dejar de ser lo que realmente me llena, lo que siento y lo que quiero. Me pido perdón y me prometo volar y dejar que vuelen conmigo las personas que me llenen y que se encuentren en la misma sintonía que yo. Me prometo valorarme, con todo lo que amo y con todo lo que aún quiero moldear. Me prometo creer en mis sueños y luchar por ellos a capa y espada. Me prometo huir de mis prejuicios, mis miedos y aceptar mis fracasos como un paso más a la meta. Me prometo creerme y abrazarme cuando sienta que ya no puedo, sin remordimiento, pero sabiendo que cuando la tormenta pase, podré avanzar. Me prometo validar cada una de mis emociones, cada una de mis creencias, porque ellas me conforman. Me prometo luchar por una mejor versión de mí, abrazando a mi viejo yo… porque todo lo que fui, me permite ser lo que soy y me permite avanzar hasta donde quiero.
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En este artículo:amor propio, carta, perdón
Escrito por
María Fernanda Quezada Castro
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