"El problema de mi soledad es que no está hecha de cualquier vacío... está hecha de vacíos llenos de ti y de mí contigo. Yo no tengo una soledad vacía, tengo una soledad llena de ti". Mis manos se vuelven hielo y mi voz, un mal fragmento; no consigo entonces articular palabras ni caricias en este momento.
¿Cómo es que solo me has guardado en tu memoria siendo tú toda mi historia? La realidad bajo una sombra de antagonismo es regocijada en el cristal de mi ser... Por ser de drama, de decisiones rápidas, por huir de la raíz. ¡Y mira ahora! ¡Esa barrera enorme en nuestro horizonte! Sin embargo, aun así puedo verte. Y ojalá que no... Y ojalá que sí. Soy controversial; entonces yo te puedo entender si no me entiendes jamás. Y no has llegado. No te he visto llegar. No vas a llegar. Dentro de este juego de palabras tengo todo menos un juego: "He de contarte que nunca me faltó amor, amor. Y que no ha de faltarme; llevo tu nombre en cursiva a todas partes..." En las lágrimas dulces y en las risas tristes tú deberías de saber que yo te imagino por las tardes, que te sueño en los días y que te vivo por las noches. Mientras tú, bueno tú... ¿Quién sabe tú? Mientras yo, bueno yo... Después de ti, ¿Quién soy yo?
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En este artículo:Aguja Imantada, Literatura, Poesía Juvenil
Escrito por
Carolina García de Santiago
La mejor parte de mí es todo aquello irremediable.
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