Los semáforos están en todas partes, controlan el correcto funcionamiento de los automóviles en las calles y hacen que prevalezca el orden con los peatones. Al haber siempre un flujo constante de personas los cruces peatonales se convierten en un escenario.
No se tiene la certeza desde cuando fue que comenzaron a realizarse artes circenses en los cruces, pero desde hace mucho tiempo se ha visto movimiento en los semáforos, sea por necesidad o sea por diversión, actualmente el semáforo se ha convertido en un medio de producción para personas que prefieren generar ingresos de manera autónoma y evitar los trabajos formales en grandes empresas. También se puede ver el arte en los cruces por una cuestión de mostrar, expresar o manifestar diferentes pasiones ante la gente, o simplemente por llevar a cabo una práctica constante de las artes circenses.
En cuanto el semáforo se pone en rojo los artistas tienen luz verde para entrar a mostrar sus talentos, el espectáculo dura aproximadamente de uno a tres minutos y se logran observar diferentes factores: juguetes para malabares, fuego, danza, música o una combinación de todos estos, al terminar el tiempo que dura el semáforo en rojo, es momento de pasar con los conductores y recaudar dinero.
Generalmente se puede apreciar que lo que los artistas generan, se trata de puras monedas, pero también se ven excepciones en donde reciben billetes, comida, bebidas, dulces o incluso artículos varios: como ropa, juguetes, etcétera. Realmente todo puede ser posible en el semáforo.
Al cabo de unas horas se recauda una cierta cantidad de dinero, la cual la persona decidirá si lo utiliza para mantener su día, para pagar algo extra o para ahorrar.
La encuesta
Se realizó una encuesta con algunas personas que han acudido o acuden al semáforo para buscar obtener ingresos económicos.
Para esto se tomó una muestra de 30 personas, por lo tanto, será imposible determinar generalidades entre tantos artistas que dedican su tiempo a realizar malabares en los cruces, pero se realizó un análisis de esta muestra con base en sus respuestas.
Principalmente era necesario saber el tiempo que llevaban yendo al semáforo, las respuestas fueron las siguientes:
- Menos de un mes: 6.7%
- Más de un mes, pero, menos de un año: 6.7%
- Más de un año: 6.7%
- Más de dos años: 46.7%
Se colocó una última opción en donde se determina que la persona lleva tanto tiempo yendo a los cruces que ya no recuerda con exactitud, en esta opción el resultado fue de 33.3 por ciento.
Posteriormente, se preguntó que arte circense desempeñan en el semáforo y las respuestas fueron: malabares, hula hoop, equilibrio, freestyle futbol, magia, danza, música y acrobacia.
Con esto se determina que se trata de una amplia gama de actividades que se pueden desarrollar en unos cuantos minutos, se debe tomar en cuenta que estas actividades requieren de preparación y entrenamiento constante para ser dominadas. Los artistas circenses ensayan para poder mostrar sus rutinas ante el público, que serán los conductores que se encuentren en ese momento presenciando el espectáculo.
Juguetes
En las artes circenses es indispensable el uso de juguetes especiales para las diferentes actividades que engloban esta cultura, en la encuesta se preguntó qué juguetes utilizaban para poder asistir a los cruces, las respuestas fueron: clavas, golos, diábolos, pelotas, machetes, balones, hula hoop, abanicos, pois, platos chinos, antorchas, contact, hula hoop de LED y de fuego, monociclos, bombines, bastones, varas de contacto, varas acrobáticas, staff, escaleras, sombreros, sombrillas, instrumentos musicales y maquillaje clown (payaso).
Con esta información se puede analizar que los objetos utilizados en las artes circenses son toda una industria que se vuelve otro medio de producción para quien tiene un negocio de estos artículos. Finalmente se tendrá una mejora económica en los negocios de artículos para malabares y sobre todo para quien los utiliza en los cruces.
Fotografía: Chelsea Salazar Padilla, 2018.
Trabajo y semáforo
Las artes circenses en el semáforo con el fin de obtener ingresos se ha vuelto una nueva manera de trabajar informalmente y de poder cubrir necesidades básicas de manera autónoma.
En este apartado se dio pauta a un gran debate para poder concluir si asistir al semáforo es lo mismo que trabajar, en la encuesta, el 86.2 por ciento considera que si es lo mismo, mientras que el 13.8 por ciento considera que se trata de factores totalmente distintos.
Para ello fue importante definir a qué nos referimos al momento de hablar de “trabajar”; se hizo un enfoque hacia los trabajos formales, aquellos en donde se percibe un sueldo base y hay prestaciones de ley, contratos, horarios establecidos, entre otras cosas. Generalmente se encuentran estos empleos en empresas.
Esta pregunta generó controversia y fue clave para ver diferentes perspectivas del trabajo formal el cual actualmente es rechazado. Algunas de las opiniones hacia el trabajo formal fueron las siguientes:
“Son esclavizantes e indignos”, “Suelen quitarme demasiado tiempo de vida para algo que no me importa demasiado”, “Son buenos siempre y cuando trabajes en algo que te llame la atención aprender”, “Muchas horas de trabajo y poco sueldo”, “El trato no es humano”, “No se me hace injusto el esfuerzo y tiempo que piden por lo que te pagan”, “Explotación del ser por el ser”, “Prefiero la economía popular”, etcétera.
Al preguntar ¿Cuál es la diferencia entre trabajar e ir al semáforo? Hubo opiniones diferentes, por un lado, están las personas que consideran que hay muchas diferencias y por otro, las que consideran que trabajar e ir al semáforo es exactamente lo mismo, algunas de las respuestas fueron:
“Creo que si lo veo como trabajar porque es mi trabajo, pero, no es lo mismo que cumplir 8 horas en una empresa”, “La diferencia entre trabajar e ir al semáforo es la autonomía y el placer del arte”, “En el semáforo me la paso bien”, “Soy mi propia jefa, manejo mis tiempos, horarios y hago lo que preciso”, “Soy mamá, no puedo tener un trabajo “normal” por el tiempo, así que el semáforo me permite hacer todas mis actividades, no descuidar a mi hija y manejar mi tiempo”, “En el semáforo uno es su propio jefe y en el trabajo estas a disposición de lo que quiera el patrón”, “En el semáforo hay libertad”, “Es lo mismo”, “No hay ninguna diferencia”, “No hay diferencia, porque al final se emplea un esfuerzo para adquirir un medio económico, incluso, se tiene un fin que puede ir más allá de una remuneración”, “No hay diferencia, das tu fuerza de trabajo por dinero, a menos que seas jipi y trabajes para que te sonrían”, “Ambos son trabajos”.
Hay una división de opiniones, los malabaristas eligen el semáforo como medio de producción por la accesibilidad que un trabajo formal no tiene.
Posteriormente se hizo la siguiente pregunta: ¿Has trabajado en alguna empresa o trabajo formal? El 79.3 por ciento contestó que sí y el 20.7 por ciento contestó que no.
Al preguntar si la experiencia de trabajar formalmente había sido de su agrado el 56.7 por ciento contestó que no y el 33.3 por ciento contestó que sí.
Semáforo y libertad
En esta muestra, a la mayoría no le gustó la experiencia de estar en un trabajo formal y prefirió recurrir al semáforo. La siguiente pregunta fue: ¿Cómo describirías la experiencia de estar en el semáforo? Algunas de las respuestas fueron:
“Mágica”, “Enorme experiencia, gigantesca. Me permitió viajar, me desarrollo un punto de vista particular del arte, conocí y compartí con mucha gente. Es uno de los procesos que forjaron quien soy yo al día de hoy”, “Es libertad, supervivencia, el estar constantemente en peligro que te atropellen, hace que la adrenalina suba y trabajas en tu auto control para ejecutar bien tu rutina”, “Es como poder ser libre y feliz”, “Altamente enriquecedora”, “Única”, “Es un acto de valentía, debes dejar los prejuicios o el qué dirán, principalmente de la familia, en el Sema puedes experimentar, tomarlo como práctica, como des estrés y entre todo… Ganas dinero”, “Muy emotiva, puedes tener inmensidad de emociones y de igual manera uno provoca muchos sentimientos y eso me gusta mucho”, “Una forma de evolucionar la mente”, “Te sientes libre y feliz de hacer lo que te gusta”, “Me gusta porque suelo hacerlo con amigxs, pasamos un buen rato y nos divertimos además de que sacas a la banda del molde del estrés de tráfico, trabajo o situaciones personales y les brindas un momento ameno”, etcétera.
En la pregunta: ¿Te sientes libre yendo al semáforo? El 93.1 por ciento contestó que sí, mientras que el 6.9 por ciento contestó que no.
Esta libertad que sienten las personas al acudir al semáforo se puede traducir de distintas maneras. A pesar de que muchos lo vean como un trabajo no formal, prefieren el semáforo por la libertad de tiempo, el dinero que se puede adquirir, la vestimenta que se puede utilizar, la autonomía que tienen al ser “sus propios jefes o jefas”, y por evitar recibir órdenes de algún “jefe” de una gran empresa.
Con el semáforo han encontrado una solución para poder hacer una división de sus tiempos de vida y continuar con otras actividades sin dejar de lado la parte económica y no perjudicar su libertad.
Actualmente el trabajo no formal en el semáforo se ve muy seguido, se ha tornado en una actividad muy cotidiana y cada vez es más “rentable”, hasta llegar al punto en que muchas personas se mantienen de eso y han decidido dedicarse a las artes circenses en el semáforo para el resto de sus vidas.
La siguiente pregunta fue: ¿Pagas todos tus gastos con lo que generas en el semáforo?
El 58.6 por ciento contestó que sí, que así es como cubren sus necesidades, el 34.5 porciento contestó que no, que acuden al semáforo para poder pagar gastos extras y por último el 6.9 por ciento solo lo hace por diversión sin que el dinero sea su prioridad.
El 75.9 por ciento asegura que lo que gana en el semáforo es suficiente para cubrir el gasto de sus necesidades y el 24.1 por ciento considera que lo adquirido en los cruces no es suficiente para sus gastos personales. El 69 por ciento ha decidido dedicarse a las actividades en el semáforo siempre, ha decidido que esa será su ocupación y el 31 por ciento sostiene que no lo hará durante toda su vida y que es solo un periodo de tiempo que tendrá final.
Escuela y semáforo
Otros factores que están asociados con el semáforo son los estudios, muchos semaforistas acuden a los cruces para poder mantener sus escuelas y tener tiempo de poder estudiar.
En la muestra, el 69 por ciento actualmente estudia y el 31 por ciento ya no lo hace o está en un periodo de pausa con respecto a eso.
Los trabajos formales son muy demandantes en cuanto al tiempo, a pesar de que hay trabajos especializados en estudiantes, el tiempo mínimo de una jornada laboral es de seis horas por cinco o seis días a la semana y el horario escolar es de mínimo cuatro horas al día según sea el caso y el grado de estudios. Estudiar y trabajar requiere de mucho tiempo y esfuerzo para poder cumplir con ambos elementos, por ello, muchos malabaristas recurren al semáforo, para poder continuar con sus estudios y explotarlos lo mejor que se pueda, en la muestra se asegura que lo que se gana en una quincena en un trabajo formal es lo que se gana en una semana en el semáforo.
Cabe destacar que muchos artistas callejeros continúan estudiando de manera autónoma sin necesidad de acudir a una institución, al encontrar una manera de trabajar sin recurrir a una formalidad también se puede encontrar una manera de estudiar siendo autodidactas.
Riesgos en el semáforo
Inclemencias del clima, intolerancia, rechazo, groserías, carros, motocicletas, juguetes peligrosos, fuego, e incluso la policía son factores con los que los artistas circenses tienen que lidiar todo el tiempo.
Se requiere de una mentalidad fuerte para sobre llevar los actos de rechazo hacia los malabaristas. El clasismo es un componente que se llega a ver muy seguido en los semáforos, según diversas opiniones, para muchas personas los artistas callejeros se encuentran de más o son personas que no tienen una meta o se hace menos su labor, sin embargo, es algo que los malabaristas trabajan día con día para que no les afecte mentalmente.
Se ha sabido de accidentes en donde el rechazo es tan fuerte que los conductores no respetan el rojo y a los malabaristas, ha habido artistas atropellados, golpeados y lesionados por los vehículos.
El clima es una parte elemental en el semáforo, la lluvia, el frio o el extremo calor puede hacer que los malabaristas no puedan salir a “generar” ya que puede ser muy desgastante.
Otro riesgo presente son los accidentes con los juguetes peligrosos tales como el fuego o los artículos filosos que pueden lastimar, los malabaristas deben estar preparados y tomar precauciones para evitar accidentes con ellos o con terceros.
Fotografía proporcionada por Travix Lealien, 2021. Fotografía proporcionada por Fanny Guzmán, 2018.
Amistad, hermandad, semáforo…
El semáforo tiene aspectos positivos y negativos, es una actividad de riesgo, pero, también de libertad y felicidad, es un apoyo económico para quien no tiene tiempo o para quien simplemente prefiere trabajar de manera independiente.
En el semáforo se ve presente la amistad en todo momento, otra pregunta de la encuesta fue: ¿Has hecho amigos en el semáforo?, el 100 por ciento contestó que sí y el 85 por ciento contestó que prefiere ir a los cruces en compañía.
Los malabaristas suelen ser personas amigables y tienen un ideal que consiste en cuidarse mutuamente, pueden existir diferencias de pensamiento o de vida, pero, las artes circenses unen a los artistas callejeros. Hay intercambio de “trucos” y muchos se unen para hacer rutinas en grupo y eso llama más la atención del espectador, por ende, hay más probabilidad de obtener un ingreso más alto.
Las artes en el semáforo se encuentran en todas partes y sin lugar a dudas dan vida a la monotonía del tráfico y del estrés que puede haber en las calles, los artistas callejeros solo buscan cambiar eso para dar color y movimiento a lo que se puede encontrar gris e inerte.
Agradecimientos a las y los artistas callejeros que contribuyeron a este articulo por medio de la encuesta y por proporcionar sus fotografías. Gracias a Travix Lealien, Mafer SC, Dalia Ivne Rht, El Chuy, Fanny Guzmán, Lukandro, Simon Prada, al grupo Orgullo Semaforista y a los 23 artistas que prefirieron ser anónimos.Chelsea Salazar Padilla, corresponsal.
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