Monólogo | Estar aquí o faltar a laborar; cada noche presiento que el fin se acerca más, quizá porque sigo aprendiendo algo nuevo con la salida del sol o porque cada vez que se oculta comprendo mejor la luna. He nublado razones por espasmos de angustia, desesperación, tristeza y muerte. He comprendido que todos los sentimientos que conmueven el alma lo hacen sólo para destruirla y apagarla, apagarla como velas amarillas arrasadas por el viento solar. He retrasado esperas que continúan y que duelen más continuar esperando, aunque nos retrase. La verdad, esa que nos engañó por siempre, ahora se ha ido con los aparentes amigos, los amargos rencores, los inciertos destinos, los falsos amores. Ahora la tuya, después la de ambos y por fin la muerte enamorada de ti lejos en la oscuridad. Que sin problemas no hay verdad.
Poco a poco dejo de comprender esa extraña necesidad que nos relega la tecnología, pero me reafirma el contacto conmigo mismo. Resulta más satisfactorio escribir sobre mi conciencia que sobre el papel o teclado. Y aún así, al borde de un acelerado preludio sobre el alma del destierro, está el vórtice, mi familia y todo el amor del mundo, el alma gemela, Georgina, lo que no es Georgina, el mucho dormir, los suéteres, el comer bien, las estrellas fosforescentes, los gatos que juegan póker, las constelaciones, Orión, la criptología de este texto, la verdad, tu verdad, la de todos, la mentira y el engaño, la ficción, el terror, la realidad, la fascinación de leer, los cientos de libros, el placer de escribir, la rabia de no ver, la buena música, el café, el ser mundano, el perder los miedos, trabajar con gusto, el teatro, los amigos de siempre, el buen vino, el silencio, la poesía, dadá, el jazz, la historia, la salsa, los discos de acetato, el sonido del jardín, el gusto de enseñar y la promesa de dejar de ser.
Sea lo que sea, siento que el precio de cada momento se traduce en un pequeño soplo de vida que se me escapa de las manos, dejando en su lugar un rastro de conocimiento que he de seguir hasta llegar a la verdad
…me verás volar.
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