Capitulo Cuatro
Primer Contacto.
De camino para acá pensé ¿Cuánto tiempo me darán por invadir un museo? Tres meses, tres meses en un penal sólo por que este par de dementes quieren ser parte de una película de terror y lo peor, terror mexicano.
Al llegar al exconvento de San Andrés vemos a un chico más alto que yo, corpulento, relleno, de lentes: nos saluda con un gesto. Elisa corre hacia él mientras que yo tomo mi cámara, el lugar me parce muy bonito y con las nubes cubriendo el potente sol de Hidalgo, el ambiente es ideal para algunas fotos.
– Lalo te presento a Andrés.
—Mucho gusto, Lalo. Gracias por acompañarnos se que eres un escéptico, pero te prometo que eso cambia esta noche—
—Mientras no termine en los separos—
En su rostro se dibuja una sonrisa burlona y siento que no tiene ni idea de lo que está haciendo.
—El padre me dio permiso de pasar la noche aquí, claro tenemos varias reglas y restricciones—
—Ves amargado, todo va estar bien no tienes de que preocuparte—
Entre Elisa y Andrés me llevan con el padre de la iglesia, dentro del convento un hombre de edad avanzada de pelo negro y lentes enormes con una voz baja nos dice: —hoy no habrá nadie quien se acerque al lugar pues en una hora se soltará una lluvia que durará toda la noche—, la gente del pueblo cree que es cuando la bruja sale.
Sin embargo, el hombre está seguro de que no es una bruja, ya que según me cuenta Andrés, el padre ha traído dos exorcistas al lugar quienes le han jurado «por todos los santos» que en lugar no hay siquiera un espíritu, prueba suficiente para que se descartara este fenómeno como paranormal. Después de decirnos las normas sobre donde no podemos entrar y repetir varias veces que las fotos o videos que tomemos no deben ser subidas a Internet ni distribuidas, el hombre se retira dejándonos en una oficina en donde permaneceremos hasta que todos se vallan; es entonces cuando me atrevo a preguntar.
—¿Qué no buscamos un fantasma?—
—¡Las evidencias nos dicen que no!, además durante las remodelaciones a los murales, los trabajadores que la vieron me han dicho que no atraviesa paredes, pero abre puertas y tira cosas— afirma Andrés, como si estuviéramos en una novela de detectives.
—Te lo dije Lalo la investigación de la casa en puebla, una casa de cultura en la Cuidad de México y esta, tienen un patrón solido—
—¿Patrón solido?, buscamos entonces a una persona—
—No sabemos— contesta Andrés mientras mira su teléfono. —Lo que sabemos es que los días que se presenta actividad está lloviendo, la actividad es repetida, ha de demostrado inteligencia—.
Mientras ellos “trabajan” lo pienso detenidamente y, concluyo que esto es una película de terror no sólo mexicana, sino que además parece un corto hecho por estudiantes con bajo presupuesto. Me distraigo pensando que las películas clásicas de terror en México eran buenas, un buen terror psicológico, después intento pensar en alguna que sea reciente. No recuerdo ninguna.
Ya a las 12:00 pm empezamos ha andar por el lugar, el cual es realmente aterrador. Las pisadas hacen eco en todo el lugar y los truenos de la tormenta hacen que todos sintamos miedo. Ya como a las dos de la madrugada tengo frio y sueño, ya casi he olvidado el miedo. Hemos caminado todo el lugar fotografiando y grabando, para finalmente instalarnos enfrente de una fuente en un patio central mientras vemos caer la lluvia.
Cuando ya mis parpadeos son más largos y pesados, un grito me saca el sueño del cuerpo, pero solo alcanzó a ver como Elisa y Andrés corren en dirección al grito. Mi mente no alcanza a comprender qué hacer cuando escucho que hay algo en la fuente. Tomé la cámara e intente grabar algo, cuando de pronto veo como sale una mano de la fuente. Quiero correr, pero me acerco a la fuente. La lluvia se siente pesada y ni siquiera puedo ver, pero aun así camino lento. Cuando estoy lo suficientemente cerca otra mano se engancha a mi y es cuando mi cerebro reacciona: grito e intento zafarme, jalo repetidas veces hasta que de un buen jalón saco a un chico totalmente empapado; este se aferra a mi, siento que está asustado.
Volteo hacia todos lados buscando ayuda hasta que el sonido de un disparo y la repentina sensación de que el chico recarga todo su peso sobre mi, me hace pensar lo peor.
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