Las expresiones artísticas han estado presentes durante la evolución de la humanidad y durante cualquier modo de producción, sin importar las problemáticas de salud o económicas que existan. El arte es parte de las expresiones humanas y es un vehículo de comunicación entre civilizaciones y sociedades de momentos históricos distintos. A través del arte y sus distintas expresiones se puede entender la cosmovisión de una comunidad y sus comportamientos.
A pesar de las interpretaciones elitistas occidentales que históricamente se le ha dado al arte, en Latinoamérica las expresiones artísticas son una extensión de las luchas sociales para representar su cotidianidad.
La anterior afirmación, parte de la revisión bibliográfica de uno de los grandes pensadores de la cultura latinoamericana: Jesús Martín-Barbero, que aunque murió el pasado 12 de junio por COVID-19, sus textos tienen sentido en la actualidad. Martin-Barbero en el texto “De los medios a las mediaciones” invita a pensar las dinámicas sociales desde la comunicación, la hegemonía y la cultura con una relación entre las matrices culturales, los formatos industriales, las lógicas de producción y las competencias de recepción donde insiste la diferenciación entre la concepción y la hechura de las expresiones artísticas en Europa y América Latina.
De tal forma, las maneras en las que se interpreta, se hace y se expresa el arte en Latinoamérica tiene una relación directa con el contexto económico, político y social de cada artista y artesano.
Asimismo, la lógica de consumo cultural, en el caso de México, tiene que ver con la apropiación y el sentido que le dan las audiencias a los productos culturales presentados en recintos (museos, centros culturales, etcétera), así como del grado de oportunidad de acercarse al arte de acuerdo a sus condiciones de vida.
Por ejemplo, Liz Orozco, conocida como Selva (por el pseudónimo con el que firma sus pinturas) asegura que pintar es un acto de rebeldía, de romper con las normas estéticas y sociales que se supone deberíamos seguir y romper con la condición de clases que vivimos en el Estado de México que no tenemos el mismo acceso a la cultura como la tienen en las ciudades.
También, reconoce el valor que tuvo el movimiento artístico conocido como muralismo que tiene su origen en México; sin embargo, una de sus influencias está en el trabajo de los artistas urbanos: “Porque la forma en la que yo tengo acceso al arte desde mi condición de clase y del contexto en el que vivo es viendo los murales de mi colonia en el mercado y en las calles de mi barrio. Ellos me inspiran mucho, me gusta mucho lo que plasman porque son realidades con las que me siento identificada a diferencia de los muralistas más reconocidos en la historia del país que si bien si plasmaban una realidad del país, a lo mejor no era algo que sintieran tanto porque no vivieron la pobreza o cuestiones de vulnerabilidad social. La mayoría de los artistas que veo tienen un concepto abstracto, psicodélico y muy de barrio que tiene que ver con la cultura urbana, me gusta mucho consumir su arte».
El testimonio anterior hace reflexionar sobre las expresiones artísticas actuales, la motivación de los artistas y la relación que hay entre su obra con su contexto y el momento histórico que viven.
Desde diciembre del 2019 el SARS COV-2 está presente en el mundo, mutó con distintas cepas y olas y se convirtió en una enfermedad que lleva por nombre COVID-19, hasta el día de hoy ha dejado más de 219 millones de casos registrados con la enfermedad y 4.5 millones de muertes a nivel mundial. En el caso de México hay un total de 3.57 millones de casos registrados y más de 272 mil muertes por la enfermedad.
El mundo vive desde la aparición y mutación de este virus una serie de afectaciones a nivel económico, político y sociocultural, además de la incertidumbre que se vive por enfrentarse a un virus que sigue arrebatando vidas día tras día ,hubo un cambio en las dinámicas sociales que condicionan los comportamientos de las personas en espacios públicos y privados.
El pasado 26 de marzo, Abigail Camarillo colaboradora de la revista digital Chilango.com publicó un artículo titulado “Un año de pandemia: así cambió el mundo del entretenimiento” con cifras relacionadas a las pérdidas de los recintos culturales y la industria del entretenimiento entre los cuales destaca que con respecto al 2019 (con 19 mil 50 millones) al 2020 (con 3 mil 692 millones) hubo una pérdida del 80.6 por ciento en los ingresos en la Taquilla en los cines de México. También, los museos y galerías sufrieron pérdidas significativas en visitantes y en ingresos de hasta un 70 por ciento.
Sin embargo, las expresiones artísticas no paran, al contrario, siguen su curso adecuándose a las situaciones que se viven actualmente. Los espacios de esparcimiento, centros culturales, museos, teatros, cines y galerías, así como conciertos y shows masivos han resistido con la ayuda de las tecnologías y plataformas de entretenimiento que la era digital ofrece. Por tal motivo, optaron por presentar los productos culturales y espectáculos de manera híbrida o con audiencias limitadas con todos los protocolos de seguridad que exige el combate a la COVID-19.
Propuestas como los autocinemas, bicinemas, foros al aire libre, live streams, videoconferencias, recorridos y fotogalerías virtuales fueron los intentos de la industria cultural para conseguir ingresos, aunque hubo una participación considerable, quienes experimentaron estos acercamientos con las expresiones artísticas no se llevaron la mejor experiencia debido a la proximidad de los actos comunicativos y las condiciones en las que se realizaron.
Finalmente, las expresiones artísticas se adecúan a las necesidades de las audiencias y los artistas buscan expresarse apropiándose de los espacios privados y públicos con la ayuda de medios y tecnologías que su contexto histórico, social y cultural le permita tener acceso. Por tanto, los artistas intentan expresarse con lo que tienen como un acto de rebeldía en contra del sistema que rige al mundo y a las condiciones adversas de salud que atraviesa, aunque no con el mejor resultado siguen en la lucha.
Las tendencias, las tecnologías, los virus y las enfermedades en algún momento dejan de tener efecto en la sociedad, sin embargo, las expresiones artísticas evolucionan de acuerdo a las necesidades sociales, se acoplan a las nuevas formas discursivas relacionadas con las matrices culturales, formatos industriales, lógicas de producción y competencias de recepción de las audiencias a las que van dirigidas. El arte resiste, lucha y se transforma, nunca muere.
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Persona y personaje. Comunicador-comunicólogo por convicción; un ser humano entusiasta de temas de carácter colectivo, interesado en causas sociales, gustoso de escribir para contar historias en distintos formatos y, cuando se puede, humorista.