Como todos los días, te levantarás y vivirás. Como todos los días volverás a ser lo que siempre fuiste; una persona normal. Irás a trabajar, comerás, regresarás a tu lugar preciado; esa cama en donde todo puede pasar.
En cuanto tus ojos se cierran, tu mente se abre y te lleva a esa ciudad en dónde vuelas libre a la velocidad de una bala. A esa ciudad donde con tu super fuerza golpeas y con un solo puñetazo mandas a dormir a todos los criminales.
Los periodistas te vitorean mientras ves a esa chica que, casualmente, se parece a aquella otra de la oficina a quien miras de reojo. Hoy la salvarás y ella intentará darte un beso.
La alarma te despertará y volverás a vivir tu vida; hasta que regreses en la noche a ser quien en verdad eres, el héroe que salva la ciudad. Las personas te victorean y te dan toda su devoción. Pero la victoria y los halagos duran poco y el resultado no es positivo todos los días; no todas las noches volarás.
Entonces, a tu vida la absorbe el deseo y la desesperación de volver a tu realidad. Las horas de sueño aumentan y pierdes tiempo y espacio de vida. En un afán por ganar más, pierdes, tu salario se termina y vuelves a dormir.
Finalmente, llega el momento de decidir cuál es tu vida en verdad. Debes aceptar que un día, el héroe volará eternamente y de esa vida no quedará nada.
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