Desperté en la mañana teniendo sueño, frío y angustia, sin embargo, estaba dispuesto a cumplir lo que tanto preparé. Es 22 de septiembre en el calendario y en una hora empieza el Tercer Trail del Coyote en mi comunidad. Un día antes había preparado mi uniforme de batalla y decidí ayunar e irme directo a la carrera.
Al llegar al punto de encuentro, ubicado en el kiosko de Coyotillos, Apaxco, lo primero que hice fue colocarme un año atrás en el pasado, sintiendo todas las emociones que experimenté en aquel momento y dándome cuenta del tiempo que había transcurrido. Físicamente es imposible regresar pero algo si permanece, mi familia sigue acompañándome.
Al salir por la línea, me transporté nuevamente hacia un lapso del pasado, el Segundo Trail del Coyote de 2023, el recuerdo del porqué me había metido en esta carrera, no era por reconocimiento o deporte, sino para buscar escapar del mundo real por unos instantes.
En tanto la paz volvía a mí con cada paso, se manifestó en mi mente durante el inicio, la motivación para cruzar el cerrito, siempre en mi búsqueda de armonía interior. El trayecto fue tal cual lo viví hace 13 lunas, entrar a la madre naturaleza, como dijeron los presentadores: —»mostrando respeto ante el ambiente». Al recordar estas palabras, me pregunté si en algún futuro podría seguir caminando estos tramos.
Cuando subía la colina, me encontré a mí mismo a medio camino, fue el momento en el que me sentí bastante alejado del mundo, y aunque no podía sentarme a contemplarlo, mi cuerpo siguió corriendo, mientras mi mente seguía deteniéndose en los cambios que tenía mi vida actual con el pasado. Las voces en mi cabeza resonaban más fuerte que mis tenis en el barro y la hierba, decían: —»Realmente soy alguien distinto, soy mejor ahora, qué me hace querer compararme con el pasado, lo que importa es la actualidad«. Podrían pasar 50 años y tal vez siga buscando parangones pero así trate de regresar, esto no me llevaría a ningún lado, siempre es mejor terminar lo que inicia, avanzar paso a paso y correr hacia la meta. El aroma de las plantas silvestres llenaban mis fosas nasales y reconfortaba mi alma, dándome ese impulso extra que necesitaba.
El pensamiento que llevé durante el resto del trayecto, fue como la niebla que se despejaba para dar paso al sol, una metáfora que reveló la claridad en mi mente. Mis ojos vieron el terreno descender, me aproximé a las laderas del cerrito y fue así que mi respiración se recuperó lentamente. Las cosas que vi y sentí a mi alrededor fueron lo que me acompañaron hacia el final de la carrera. Subí y me alejé de todo y todos para ver mejor, durante el trail, la competencia fue siempre contra mí y mi propia mente.
Finalmente recobré el aliento, terminó mi recorrido y me senté a reflexionar en lo más importante que me llevé de esta experiencia: —el cómo querer regresar atrás en mi vida, funciona solo como un freno para evitar llegar a mi presente.
Texto de Román Sánchez durante el Tercer Trail del Coyote en Coyotillos, Apaxco, México.
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