Carta a ti, carta de despedida. Y la palabra despedida me dice que debo de perderte de vista… lo que significa dejar de imaginarte en cada persona cada que mis ojos se giran.
Luego de días caóticos, del amor profundo y de un mar adentro. Después de tus heridas y las mías y antes del porvenir; me permito más palabras, más señales de humo y más lenguajes para conectar contigo. Aunque sean los últimos.
Todo está dicho ya y, si no es así, ya qué importa ahora.
Me soñé escribiéndote al despertar y me vi durmiendo con mi sueño delante… Cuando tú dormiste conmigo y cuando me respiraste en la boca, en ese instante yo conocí el oxígeno del cual había gozado durante años.
Y yo que no podía imaginarte ni en otros labios, ni en otra boca, ni mucho menos en otra historia.
Creí que había escrito de todo; cuentos, poemas, novelas e incluso libros. Hasta este momento que tengo que escribir una carta de despedida. Creí que en mi vida ya había hecho de todo pero jamás despedirme de ti. Jamás tener que irme así.
Esto es JAMÁS PARA SIEMPRE.
Disculparás entonces las faltas y la ortografía, pero sobre todo el dolor del buen perdedor… Y no pasa nada, ya he perdido lo que amo antes y lo sabes; puedo seguir adelante.
Por otra parte, no termino de saber cómo pronunciarte lejos pero es que tú ya no lees ni por accidente toda nuestra historia, toda nuestra vida. No hallo justicia ni mucho menos estrategia en nuestros sentimientos.
Y, reitero, no sé cómo despedirte, solo sé cómo invitarte, pero ahora que aseguras que tu camino no es el mío, yo no tengo nada más qué hacer aquí… aunque siempre esté por aquí. No te doy permisos, yo te doy buenas suertes para que te vayas, para admirarte feliz.
Te libero entonces de señales, de mis lenguajes, de estos textos, de nuestra música, de esos parques que solo tú y yo aventuramos y conocemos. Y de todo. Aunque de todo seas personaje, mi personaje y yo el tuyo.
«Te libero de mi ruido ahora que pides silencio».
Y mientras tanto…
Me quedo con diez cartas que no leíste, con veinte poemas y con cincuenta futuros contigo. Y por supuesto que esta es la peor carta sin posdata al futuro y al destino que no vino.
Esto es carta a un amor, esto es carta a una vida. A mi vida su amor y a mi amor toda su vida.
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La mejor parte de mí es todo aquello irremediable.